Oración por los misioneros

Oración por los misioneros

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Hoy oramos por aquellos corazones generosos que, como los apóstoles, han dicho “sí” al llamado del Señor y se han lanzado a anunciar la Buena Noticia a todos los pueblos: los misioneros.

Ellos son las manos y los pies de Jesús en tierras donde muchos aún no conocen su nombre. Son luz en medio de la oscuridad, voz de consuelo en medio de la pobreza, esperanza en medio del abandono. Han renunciado a comodidades, familia, seguridad, para llevar el amor de Dios hasta el último rincón de la tierra.

Pero también enfrentan peligros, enfermedades, soledad, rechazos… y muchas veces, la cruz del olvido.

Por eso hoy los cubrimos con nuestra oración. Los abrazamos espiritualmente y pedimos al Padre que los fortalezca, los proteja y los anime.

Ahora, te invito a hacer una pausa y pensar en algún misionero que hayas conocido o escuchado. Preséntalo al Señor. Si no conoces a ninguno, piensa en tantos que ahora mismo caminan entre selvas, desiertos, aldeas, barrios olvidados.

Ofrece también tu intención personal. Que esta oración despierte en nosotros un corazón misionero, aunque no viajemos lejos, para anunciar a Jesús con nuestras obras y palabras, desde donde estamos.

Oración por los misioneros

Dios de las naciones,
Padre de todos los pueblos,
hoy te damos gracias por los misioneros que anuncian tu Palabra
en los lugares más remotos, difíciles y olvidados del mundo.

Gracias por su valentía, por su entrega,
por su fe firme y su corazón generoso.
Son sembradores de esperanza,
son mensajeros de tu amor,
son testigos vivos del Evangelio.

Te pedimos, Señor,
que los fortalezas en medio del cansancio,
que los animes cuando se sientan solos,
y que los protejas cuando estén en peligro.

Tú sabes cuánto sacrificio hay en sus jornadas:
las distancias, las lenguas, la pobreza,
el clima, la incomprensión, la indiferencia.
Pero también sabes cuánto amor hay en sus corazones:
un amor que no busca recompensa,
sino sólo dar a conocer tu Nombre y tu Reino.

Dales alegría en medio de la misión.
Dales salud, perseverancia, y una fe inquebrantable.
Llena sus labios de tu Palabra,
y sus manos de gestos de ternura y compasión.

Te pedimos especialmente por los misioneros perseguidos,
por los que viven bajo amenaza,
por los que han sido arrestados, calumniados o rechazados.
Sosténlos, Señor.
Haz que su testimonio de fidelidad
sea semilla de conversión y de vida nueva.

Te rogamos también por las vocaciones misioneras.
Suscita en muchos jóvenes el deseo de entregarse sin medida,
de salir de su tierra,
de vivir para anunciarte donde nadie lo hace.

Y a nosotros, Señor,
haznos también misioneros en nuestro entorno,
en nuestra casa, en el trabajo, en la calle.
Que no nos dé vergüenza hablar de Ti.
Que no callemos tu Nombre.
Que seamos luz en donde hay oscuridad,
y reflejo de tu amor donde hay dolor.

Porque ser misionero no es solo ir lejos,
es vivir con el corazón abierto a todos.
Haznos portadores de tu paz.

Y cuando nuestros hermanos misioneros regresen a Ti,
dales el descanso eterno,
y corónalos con la gloria de los que han amado hasta el extremo.

Amén.

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