San Juan Pablo II, papa: El testigo del amor más fuerte que la muerte
San Juan Pablo II, nacido Karol Józef Wojtyła, fue el 264.º sucesor de San Pedro y uno de los papas más influyentes de la historia. Su pontificado, que duró más de 26 años, fue testimonio de fidelidad, valentía, humanidad y santidad, marcado por el sufrimiento redentor y la incansable entrega misionera. Fue el primer Papa polaco, el primer Papa no italiano en 455 años, y el Papa que más viajó por el mundo, visitando 129 países.
Su vida fue una ofrenda total a Cristo por medio de la Virgen María, bajo el lema que lo acompañó hasta el final: “Totus Tuus” (Todo tuyo).
Infancia en Polonia y llamado a la fe
Karol Wojtyła nació el 18 de mayo de 1920 en Wadowice, Polonia, en una familia profundamente católica. Perdió a su madre a los 9 años, a su hermano poco después, y a su padre cuando apenas tenía 20. Estos dolores marcaron su alma y forjaron su profunda vida interior.
Durante la ocupación nazi, estudió clandestinamente en un seminario subterráneo mientras trabajaba en una cantera. Fue ordenado sacerdote en 1946, y enviado a Roma a perfeccionar su formación. Regresó a Polonia como profesor, pastor de jóvenes, escritor y guía espiritual, siempre vigilado por el régimen comunista.
En 1958 fue nombrado obispo auxiliar de Cracovia, y en 1964 arzobispo. Participó activamente en el Concilio Vaticano II, siendo una voz clave en temas de libertad religiosa y dignidad humana. En 1967 fue creado cardenal por Pablo VI.
Papa para el mundo: el gran pontífice del siglo XX
El 16 de octubre de 1978, Karol Wojtyła fue elegido Papa, tomando el nombre de Juan Pablo II. En su primera aparición al mundo, pronunció la frase que marcaría todo su pontificado:
“¡No tengáis miedo! ¡Abrid las puertas a Cristo!”
Desde entonces, se convirtió en un misionero global, anunciando el Evangelio en cada rincón del planeta. Visitó países de todos los continentes, habló en decenas de lenguas, abrazó a millones y fue artífice de la caída del comunismo en Europa del Este, especialmente en su amada Polonia.
Fue también teólogo profundo, defensor incansable de la vida, promotor de la nueva evangelización, y apóstol del perdón y la reconciliación. Entre sus gestos más impactantes se cuentan:
- El perdón a su agresor Mehmet Ali Ağca, que intentó asesinarlo en 1981.
- La creación de la Jornada Mundial de la Juventud.
- Su impulso a la Devoción a la Divina Misericordia.
- Su encíclica “Evangelium Vitae”, en defensa de la vida.
- El Catecismo de la Iglesia Católica.
- La proclamación de Santa Faustina Kowalska y Santa Teresita del Niño Jesús como copatronas del nuevo milenio.
Últimos años: el testimonio del sufrimiento ofrecido
San Juan Pablo II vivió con Parkinson y múltiples dolencias físicas, que nunca le impidieron seguir sirviendo a la Iglesia. Su pasión por Cristo lo mantuvo firme en su misión hasta el final, cuando el mundo entero lo contempló conmovido, transformado en víctima viva de amor redentor.
Falleció el 2 de abril de 2005, víspera de la fiesta de la Divina Misericordia, a la que él mismo había dado un impulso definitivo. Murió rezando, en paz, mientras miles de fieles oraban en la Plaza de San Pedro. Su funeral fue uno de los eventos religiosos más multitudinarios de la historia.
El Papa Benedicto XVI lo beatificó en 2011, y el Papa Francisco lo canonizó el 27 de abril de 2014, junto con San Juan XXIII.
¿Cuándo se celebra a San Juan Pablo II?
La Iglesia celebra la memoria litúrgica de San Juan Pablo II el 22 de octubre, aniversario de la misa de inicio de su pontificado en 1978. Es patrono de las familias, los jóvenes, los enfermos y los peregrinos, y uno de los grandes intercesores de nuestro tiempo.
Oración profunda a San Juan Pablo II, papa
San Juan Pablo II, pastor del mundo, corazón firme en la verdad, discípulo ardiente de Cristo, tú que caminaste entre nosotros con la fuerza del Espíritu y la dulzura de María, intercede por la Iglesia para que nunca tenga miedo de abrirse a Dios.
Tú que ofreciste tu dolor en silencio, tus palabras en fuego, tu alma en oración, enséñanos a vivir con fe en medio del combate, con esperanza en medio de la noche, con amor incluso entre lágrimas. Ruega por los jóvenes, para que no teman ser santos. Ruega por las familias, para que vivan la belleza del amor verdadero. Ruega por nosotros, para que aprendamos a donarnos hasta el final.
Haz que nuestras vidas sean «totus tuus», totalmente de Dios, como fue la tuya. Y que un día, al final del camino, podamos mirar a Jesús cara a cara, como tú lo miras ahora, en la plenitud del Reino.
San Juan Pablo II, ¡ruega por nosotros! Amén.