San Martín de Porres
San Martín de Porres es uno de los santos más amados en todo el continente americano y en el mundo entero. Su vida fue un testimonio vivo de humildad, caridad, paciencia y un amor sin fronteras por los pobres, los enfermos y los más olvidados de la sociedad. Nacido en el Perú virreinal y mestizo, su ejemplo sigue conmoviendo e inspirando a miles de fieles en su camino hacia Dios.
Fue canonizado por el Papa Juan XXIII en 1962, quien lo proclamó “el Santo de la escoba”, no solo por la imagen típica con que se le representa, sino porque limpió el mundo con su humildad y su servicio incondicional.
Biografía de San Martín de Porres
San Martín de Porres nació en Lima, Perú, el 9 de diciembre de 1579, hijo natural de un noble español, Don Juan de Porres, y de una mujer afrodescendiente libre, Ana Velásquez. Desde muy pequeño experimentó el dolor del rechazo y la discriminación, tanto por su origen mestizo como por su condición social.
A pesar de ello, Martín creció con un alma profundamente inclinada a la oración, al trabajo y a la compasión. A los 15 años pidió ingresar como donado en el convento dominico del Rosario de Lima, donde fue admitido como ayudante, barbero, portero, enfermero y sacristán. Su humildad era tal que no se consideraba digno siquiera de ser religioso.
Durante años, sirvió en silencio, realizando tareas humildes con una alegría sobrenatural. Su entrega a los enfermos era incansable: curaba con hierbas, con amor, y con la fe puesta en Dios, y muchos testigos relataron milagros sorprendentes: sanaciones, bilocaciones y hasta levitaciones en la oración.
Después de una vida escondida en el servicio, el trabajo y la penitencia, murió el 3 de noviembre de 1639, a los 60 años. Su fama de santidad se extendió rápidamente por toda América. Fue beatificado por el Papa Gregorio XVI en 1837 y canonizado por el Papa Juan XXIII el 6 de mayo de 1962.
¿Cuándo se celebra San Martín de Porres?
La Iglesia celebra la fiesta de San Martín de Porres el 3 de noviembre, día de su tránsito al Cielo. Esta fecha fue elegida no solo como recuerdo de su muerte, sino como símbolo de su entrada gloriosa al Reino de los Cielos, luego de una vida totalmente entregada a Dios y al prójimo.
El 3 de noviembre se ha convertido en un día de especial devoción en países como Perú, Colombia, México, Ecuador, Venezuela y en muchas comunidades hispanas del mundo. Es también el patrono universal de la justicia social, de la armonía racial y de los pobres.
San Martín y los milagros de la caridad
A San Martín de Porres se le atribuyen numerosos milagros tanto en vida como después de su muerte. Se decía que podía estar en varios lugares a la vez (bilocación), que los animales obedecían su voz, que curaba enfermedades incurables, y que multiplicaba los alimentos para los más necesitados.
Pero el milagro más grande de todos fue su caridad sin condiciones. Nunca juzgó, nunca discriminó, y trató con igual ternura al rico y al mendigo, al español y al esclavo africano. Para él, todos eran hijos de Dios, y su misión era amarlos y servirlos con mansedumbre.
Humildad que transforma el mundo
La vida de San Martín de Porres nos recuerda que la santidad no requiere grandezas humanas, sino amor verdadero. Él barrió los patios del convento con la misma dignidad con que un rey porta su corona. Su escoba se convirtió en símbolo de su espiritualidad: servir a Dios en lo más pequeño, con fidelidad, amor y alegría.
San Martín vivió la oración profunda, el ayuno, la penitencia y la contemplación. Pero todo esto lo expresó siempre en gestos concretos de misericordia. Era pobre, pero con lo poco que tenía, ayudaba a otros pobres. Nunca se cansó de repetir: “Yo te curo, Dios te sana”.
Oración a San Martín de Porres
Oh San Martín de Porres, humilde siervo del Altísimo, que en tu silencio y en tu entrega alcanzaste la gloria eterna, escucha hoy nuestras súplicas. Tú que conociste el dolor del desprecio y del olvido, intercede por los que son marginados, por los pobres, los enfermos, los que sufren en cuerpo y alma.
Enséñanos a vivir con alegría el Evangelio, a servir sin esperar recompensa, a perdonar con ternura y a amar sin medida. Inspira en nosotros un corazón sencillo, como el tuyo, que no busque grandezas, sino que sepa agacharse para levantar al que ha caído.
Ruega por nosotros para que seamos sembradores de paz en medio de un mundo dividido. Ayúdanos a descubrir la santidad en lo cotidiano, a vivir con humildad, y a confiar en Dios aun en medio de la adversidad.
San Martín de Porres, amigo de los humildes y consuelo de los afligidos, haz que, siguiendo tu ejemplo, podamos un día también alcanzar la dicha del Cielo. Amén.