Santa Isabel y Zacarías

Santa Isabel y Zacarías

Loading

Santa Isabel y Zacarías son personajes fundamentales en el inicio del Nuevo Testamento y pilares discretos pero esenciales del plan de salvación de Dios. Su vida, recogida en los primeros capítulos del Evangelio de San Lucas, es un himno de esperanza, fidelidad y oración confiada. Son los padres de San Juan Bautista, el Precursor del Mesías, y representan el corazón humilde que espera en Dios aun cuando todo parece imposible.

Isabel, descendiente de Aarón, era mujer justa y temerosa de Dios. Zacarías, su esposo, era sacerdote del templo de Jerusalén, íntegro en su conducta, fiel a la Ley. Ambos eran ancianos y no tenían hijos, lo que en su época era motivo de tristeza y vergüenza social. Pero Dios nunca olvida a sus fieles, y a través de ellos quiso obrar uno de los milagros más grandes de la historia de la salvación: el nacimiento de Juan, el último de los profetas y el más grande entre los nacidos de mujer.

¿Quiénes fueron Santa Isabel y Zacarías?

El evangelista San Lucas nos dice que Isabel y Zacarías eran “justos ante Dios, caminaban sin tacha según los mandamientos y preceptos del Señor” (Lc 1,6). Sin embargo, no tenían hijos, y ya eran de edad avanzada. Esta condición de esterilidad, que en la cultura judía era vista como una deshonra, fue asumida por ellos con humildad y paciencia.

Un día, mientras Zacarías ofrecía incienso en el templo —un privilegio que un sacerdote podía ejercer solo una vez en la vida—, el ángel Gabriel se le apareció y le anunció que su esposa Isabel concebiría un hijo, que se llamaría Juan, y que estaría lleno del Espíritu Santo. Zacarías, incrédulo ante semejante noticia, quedó mudo como signo de su falta de fe, hasta que se cumplió la promesa divina.

Isabel, por su parte, recibió el don con profunda gratitud y humildad: “Esto es lo que ha hecho el Señor por mí, cuando se dignó quitar mi afrenta ante los hombres” (Lc 1,25). Durante cinco meses se ocultó, en oración, en silencio, contemplando la grandeza de Dios.

Cuando la Virgen María recibió el anuncio de su maternidad divina, fue precisamente a Isabel a quien visitó. Y al oír el saludo de María, el niño saltó de gozo en el seno de Isabel, quien, llena del Espíritu Santo, exclamó: “¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre!” (Lc 1,42). Así, Santa Isabel se convirtió en la primera persona que proclamó en voz alta la maternidad divina de María, anticipando el Magníficat.

El hijo de Isabel y Zacarías, San Juan Bautista, fue el elegido por Dios para preparar el camino del Señor. Zacarías, al recuperar el habla tras escribir en una tablilla “Juan es su nombre”, entonó el himno profético del Benedictus, alabando al Dios que cumple sus promesas.

¿Cuándo se celebra a Santa Isabel y Zacarías?

La Iglesia Católica celebra a San Zacarías y Santa Isabel el 5 de noviembre. Aunque su culto no fue difundido ampliamente en los primeros siglos, con el paso del tiempo se ha ido reconociendo su importancia en el misterio de la Encarnación. En el santoral moderno, su fiesta conjunta subraya la santidad matrimonial y la fidelidad en la espera.

Son patronos de los matrimonios que desean concebir hijos, de las mujeres embarazadas, de los que viven la esterilidad como cruz, y de quienes se sienten invisibles o ignorados por el mundo. También son modelos de oración perseverante y de confianza en los designios misteriosos de Dios.

Testimonio de fe y humildad

La historia de Isabel y Zacarías es una invitación a creer en el poder de Dios incluso cuando las circunstancias parecen definitivas e irreversibles. Ellos vivieron años de silencio, de espera, de oración sin respuesta visible. Pero nunca renegaron. Su fidelidad fue constante, y por eso, Dios los eligió para custodiar a quien prepararía el corazón del pueblo para recibir al Mesías.

Zacarías representa la lucha interior de la fe, la dificultad de creer en lo sobrenatural, y cómo incluso en esa debilidad, Dios sigue actuando con misericordia. Isabel, en cambio, representa la contemplación agradecida, la maternidad espiritual y el gozo del alma que reconoce las maravillas del Señor.

Oración a Santa Isabel y San Zacarías

Santa Isabel y San Zacarías, esposos fieles y servidores del Señor, ustedes que vivieron en la oración, en la espera y en el silencio, rueguen por nosotros.

Ustedes que conocieron el dolor de la esterilidad y la esperanza en las promesas de Dios, intercedan por los matrimonios que esperan el don de la vida, por los que se sienten solos, y por todos aquellos que han perdido la fe en que Dios aún puede hacer maravillas.

Zacarías, hombre justo y sacerdote fiel, enséñanos a no dudar del poder de Dios, incluso cuando todo parece perdido. Isabel, mujer de oración y madre gozosa, inspíranos a reconocer la acción de Dios en lo pequeño, en lo oculto, en lo cotidiano.

Que nuestra vida sea como la suya: una ofrenda constante al Señor, un hogar abierto al Espíritu Santo, y un canto agradecido por las promesas que Él siempre cumple. Por su intercesión, Señor, renueva en nosotros la confianza, la perseverancia y la esperanza. Amén.

Publicaciones Similares