San Juan de Capistrano: Predicador, jurista y defensor de la fe
San Juan de Capistrano fue un sacerdote franciscano del siglo XV, reconocido por su labor como predicador popular, reformador eclesial, jurista, y defensor de la cristiandad. Su figura se yergue como la de un hombre de oración profunda y acción decidida, llamado a servir a la Iglesia en uno de los momentos más críticos de su historia.
Vivió durante tiempos convulsos: el Cisma de Occidente, la pérdida de fervor espiritual, y el avance del Imperio otomano. En medio de este panorama, San Juan fue instrumento de renovación interior y fortaleza externa, sin dejar de ser, hasta el final, humilde fraile menor de San Francisco.
De jurista a siervo de Cristo
Juan nació en Capistrano, en el reino de Nápoles (Italia), el 24 de junio de 1386. Su familia era de origen noble alemán. Estudió leyes en Perugia, donde se destacó por su inteligencia, honestidad y compromiso con la justicia. Llegó a ser gobernador de la ciudad, pero una guerra lo llevó a prisión.
En ese encierro vivió una conversión radical. A los 30 años, tras quedar libre, decidió dejarlo todo y entró en la Orden de los Frailes Menores, abrazando la pobreza, la obediencia y la penitencia con gran fervor.
Fue discípulo y colaborador del gran San Bernardino de Siena, con quien compartió la misión de reformar la vida franciscana. Fue ordenado sacerdote a los 36 años.
Predicador del Evangelio con fuego y verdad
Desde entonces, San Juan de Capistrano se entregó por completo a la predicación del Evangelio. Recorrió Italia, Alemania, Francia, Austria, Polonia y Hungría, predicando con pasión en plazas, iglesias y campos, atrayendo multitudes inmensas. Su palabra era viva, enérgica y penetrante, y muchos se convirtieron al oírlo.
Promovió con fuerza el Nombre de Jesús, la devoción eucarística, la confesión frecuente, y el retorno a una vida cristiana auténtica. Su predicación también combatía los errores doctrinales de la época, especialmente las herejías, y animaba a vivir una fe encarnada en obras.
Además, fue un sabio jurista canónico, convocado por Papas y reyes para resolver disputas, reformar conventos, organizar sínodos y mediar en conflictos delicados.
Defensor de Europa ante la invasión turca
Uno de los momentos más impactantes de su vida fue su participación en la defensa de Belgrado en 1456, cuando el sultán otomano Mehmed II, tras conquistar Constantinopla, avanzó hacia Europa central.
Aunque era un fraile anciano y enfermo, San Juan aceptó la misión de predicar una cruzada espiritual y militar para defender la fe cristiana. Reunió un ejército de campesinos, soldados y religiosos, y acompañó a las tropas dirigidas por Juan Hunyadi. Durante el asedio, San Juan se mantuvo orando, animando a los combatientes, exhortando al sacrificio, y dando testimonio de valentía cristiana.
El 24 de julio de 1456, los turcos fueron derrotados y Belgrado salvada. El Papa Calixto III mandó que se tocara el Ángelus al mediodía en toda la cristiandad, como señal de victoria, una costumbre que se mantiene hasta hoy.
Su muerte y canonización
Después de la victoria, San Juan enfermó y murió poco tiempo después, el 23 de octubre de 1456, en Ilok (actual Croacia), a los 70 años. Había cumplido su misión: predicar el Evangelio, reformar la Iglesia, y defender la fe.
Fue canonizado por el Papa Benedicto XIII en 1724. Su ejemplo sigue vivo en cada cristiano que defiende la verdad con caridad, que no teme al combate espiritual, y que vive la fe con coherencia.
¿Cuándo se celebra a San Juan de Capistrano?
La Iglesia celebra la memoria litúrgica de San Juan de Capistrano el 23 de octubre. Es patrono de los juristas, los capellanes militares, y los predicadores populares. También es modelo para todos aquellos que, desde la oración, se lanzan a la misión con fervor y fidelidad.
Oración profunda a San Juan de Capistrano
San Juan de Capistrano, fraile pobre y sabio, voz poderosa del Evangelio, tú que predicaste con el fuego del Espíritu y defendiste la fe con el valor de los santos, intercede por nosotros, para que vivamos con valentía nuestra vocación cristiana.
Tú que fuiste jurista y predicador, cruzado y místico, intercede por la Iglesia, para que sea siempre fiel a la verdad, firme en la caridad, humilde en el servicio. Ruega por los que defienden la fe, por los que enseñan, por los que gobiernan con justicia.
Danos un corazón encendido como el tuyo, que no se canse de anunciar a Cristo, de proclamar su Nombre, de encarnar su cruz y su victoria. Que en medio de las pruebas, no perdamos la paz. Que en las luchas del alma, no falte la oración. Que en la batalla espiritual, nos acompañe tu espíritu.
San Juan de Capistrano, defensor de la fe, predicador de la verdad, ruega por nosotros. Amén.