San Simón y San Judas Tadeo, apóstoles: Mártires de Cristo y heraldos del Evangelio
San Simón, llamado también «el Cananeo» o «el Zelote», y San Judas Tadeo, también conocido como «Judas de Santiago», fueron dos de los Doce Apóstoles elegidos por Jesús. Aunque no ocuparon los primeros planos en los relatos evangélicos, fueron verdaderos testigos de la Resurrección, predicadores incansables y mártires por la fe.
Ambos evangelizaron en regiones orientales del Imperio romano, y su testimonio fue fecundo en conversiones, milagros y fundación de comunidades cristianas. La Tradición sostiene que murieron juntos en Persia, y por ello la Iglesia los celebra en una sola solemnidad.
San Simón, el Zelote: fuego del celo por Dios
San Simón aparece mencionado en los Evangelios como «el Zelote» (Lc 6,15; Hch 1,13), lo cual puede referirse a su pertenencia anterior al grupo nacionalista de los zelotes o simplemente a su fervor religioso. Fue llamado por Jesús, y dejó todo para seguirlo. Su vida quedó transformada por el contacto con el Maestro.
Después de Pentecostés, se le atribuye una intensa misión evangelizadora en Egipto, Libia y Persia, donde predicó con valor y realizó milagros en el nombre de Cristo. Según la tradición, murió mártir crucificado o aserrado, tras anunciar el Evangelio con fervor.
San Judas Tadeo, patrono de las causas imposibles
San Judas Tadeo es uno de los apóstoles más populares y queridos en el mundo católico. Se le distingue de Judas Iscariote, el traidor, y se le reconoce como primo de Jesús, hijo de María de Cleofás y Santiago el Menor.
Es autor de una de las cartas del Nuevo Testamento, la Epístola de Judas, donde exhorta a luchar por la fe verdadera y permanecer firmes ante la apostasía. En ella llama a los fieles a orar en el Espíritu, edificar la vida en la caridad y esperar en la misericordia de Cristo.
Tras Pentecostés, predicó en Judea, Samaria, Siria, Mesopotamia y Persia, y según la tradición, murió mártir junto a San Simón, alcanzado por flechas o golpes de clava.
La devoción a San Judas Tadeo se difundió especialmente en los siglos recientes, y se ha convertido en el santo de los casos difíciles, de las causas perdidas, de los que ya no tienen a quién acudir. Su poderosa intercesión es fuente de esperanza para los afligidos.
¿Cuándo se celebra a San Simón y San Judas Tadeo?
La Iglesia celebra la fiesta litúrgica conjunta de San Simón y San Judas Tadeo el 28 de octubre. Es una ocasión para honrar la valentía, la fidelidad y la fecundidad apostólica de estos hombres que entregaron todo por el Evangelio, y para renovar la confianza en la intercesión poderosa de San Judas Tadeo, en nuestras necesidades más difíciles.
En muchos países de América Latina, Filipinas, España y Europa del Este, la devoción a San Judas Tadeo convoca a miles de fieles que le rezan con fe y agradecen sus favores. Su imagen con una medalla del rostro de Cristo sobre el pecho y una llama sobre la cabeza lo identifica como apóstol iluminado por el Espíritu en Pentecostés.
Oración profunda a San Simón y San Judas Tadeo
San Simón, apóstol fiel, tú que llevaste el fuego del Evangelio a tierras lejanas, que sufriste por amor a Cristo y sembraste su luz en medio de la oscuridad, ruega por nosotros, para que vivamos con celo santo, con fe valiente y con corazón entregado.
San Judas Tadeo, patrono de lo imposible, discípulo amado y servidor de la esperanza, tú que permaneciste fiel en el silencio y anunciaste con firmeza el poder de Dios, intercede por nosotros, especialmente por quienes sufren, por quienes ya no saben qué hacer, por los que claman sin respuesta.
Alcánzanos, apóstoles santos, una fe sólida, una caridad ardiente y una esperanza que no desfallezca. Fortalece a la Iglesia que hoy necesita vuestro coraje. Guíanos con vuestra luz, proteged nuestras familias y sed consuelo en nuestras tribulaciones.
San Simón y San Judas Tadeo, columnas del Evangelio, mártires gloriosos, interceded por nosotros. Amén.