Ego vs. humildad: la clave para un liderazgo auténtico
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En el mundo actual, muchas veces se confunde liderazgo con poder, autoridad o reconocimiento. Pero los grandes líderes no son los que más hablan de sí mismos, sino los que saben escuchar, inspirar y servir.
El verdadero enemigo del liderazgo no es la falta de carisma, sino el ego desmedido. Y su gran contrapeso, la humildad, es la llave que abre la puerta a un liderazgo auténtico y duradero.
Andrés y el equipo que casi pierde
Andrés había sido ascendido como director de un área clave en su empresa. Brillante, creativo y con gran capacidad de decisión. Sin embargo, pronto cayó en una trampa: quería demostrar constantemente que era el más inteligente. No escuchaba a su equipo, se apropiaba de las ideas y se irritaba cuando alguien lo cuestionaba.
Al inicio, parecía fuerte y seguro. Pero con el tiempo, su equipo empezó a apagarse: menos propuestas, menos compromiso, más desmotivación.
Un día, una colaboradora se armó de valor y le dijo:
“No necesitamos un jefe que lo sepa todo, sino un líder que nos haga sentir parte.”
Ese comentario lo sacudió. Andrés empezó a practicar algo nuevo: escuchar antes de hablar, reconocer los logros de otros, admitir cuando no sabía algo. El cambio fue sorprendente: su equipo recuperó la motivación y juntos lograron resultados que parecían imposibles.
El ego divide, la humildad une
El ego busca reconocimiento, la humildad busca servicio.
El ego quiere tener la razón, la humildad quiere encontrar la verdad.
El ego se enfoca en el “yo”, la humildad en el “nosotros”.
Los líderes que se dejan llevar por el ego pueden tener éxito momentáneo, pero suelen generar miedo, competencia interna y desconfianza.
En cambio, los líderes humildes inspiran lealtad, creatividad y compromiso, porque hacen que los demás brillen.
Consejos prácticos para liderar con humildad
- Escucha más de lo que hablas
Haz preguntas genuinas y muestra interés real por las ideas de tu equipo. - Reconoce los logros ajenos
Dar crédito fortalece la confianza y multiplica la motivación. - Admite tus errores
No resta autoridad, la multiplica. Un líder que reconoce sus fallas gana respeto. - Sé estudiante, no maestro eterno
Conserva la mentalidad de aprendiz: siempre hay algo que otros pueden enseñarte. - Pon el propósito por encima del ego
Recuerda que liderar no es ser servido, sino servir. - Integra la fe o valores espirituales
Recordar que eres parte de algo más grande ayuda a mantener el ego en su lugar.
El liderazgo auténtico no nace de la vanidad, sino de la capacidad de guiar con humildad y servir con generosidad.
La verdadera grandeza de un líder no se mide por cuántos lo siguen, sino por cuántos crecen gracias a él.
Así que la próxima vez que tu ego quiera imponerse, recuerda: liderar con humildad es sembrar confianza que trasciende el tiempo.
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