San Blas: El protector de las gargantas y mártir de la fe
San Blas es uno de los santos más venerados en la tradición católica, especialmente como intercesor contra las enfermedades de la garganta. Su vida, llena de milagros y testimonio de fe, lo convirtió en un referente de entrega total a Dios, incluso en medio de la persecución. Su devoción sigue viva en todo el mundo, y cada 3 de febrero, miles de fieles acuden a pedir su protección y bendición.
Vida de San Blas
San Blas nació en el siglo III en Sebaste, Armenia (actual Turquía), y desde joven mostró una inclinación hacia la vida espiritual. Se convirtió en obispo de Sebaste, destacándose por su profunda fe y caridad hacia los enfermos y necesitados.
Durante las persecuciones contra los cristianos bajo el emperador Licinio, San Blas se retiró a una cueva en las montañas para vivir como ermitaño. Se dice que los animales acudían a él en busca de sanación y que tenía un don especial para curar enfermedades.
Sin embargo, su retiro no lo salvó de la persecución. Fue descubierto por soldados romanos y llevado ante el gobernador Agrícola, quien le exigió renunciar a su fe. Blas se negó rotundamente, por lo que fue sometido a crueles torturas. Finalmente, fue decapitado alrededor del año 316, entregando su vida como testimonio de su amor por Cristo.
San Blas y la protección de la garganta
Uno de los milagros más famosos de San Blas ocurrió cuando salvó a un niño que se estaba asfixiando con una espina de pescado. Por esta razón, la Iglesia lo invoca como protector contra las enfermedades de la garganta. En su festividad, el 3 de febrero, es costumbre que los sacerdotes realicen la bendición de las gargantas, en la que dos velas cruzadas se colocan cerca del cuello del fiel mientras se reza pidiendo la intercesión del santo. Además de ser patrón de quienes padecen enfermedades en la garganta, San Blas también es considerado protector de los animales y de los médicos.
Día de celebración y tradiciones
San Blas es celebrado el 3 de febrero, y su devoción está presente en numerosos países de Europa y América Latina. En España, es tradicional en muchas regiones comer dulces en su honor, como las rosquillas de San Blas. Algunos pueblos bendicen cordones que los fieles llevan alrededor del cuello como símbolo de protección. En América Latina, especialmente en Paraguay y algunas regiones de México, se realizan festivales y procesiones en su honor, donde se bendicen alimentos y se organizan ferias populares.
Oración a San Blas
Oh glorioso San Blas, fiel servidor de Cristo y protector de los enfermos,
tú que por gracia divina sanaste a tantos con tus manos y tu oración,
escucha hoy nuestras súplicas y preséntalas ante el trono del Altísimo.
Intercede por nosotros, especialmente por quienes padecen dolencias en la garganta y en el cuerpo,
que por tu amor y misericordia puedan recibir alivio y sanación.
San Blas bendito, mártir glorioso, danos fortaleza en la fe para nunca renegar de Cristo,
como tú lo hiciste ante tus perseguidores.
Guíanos en el camino de la santidad y enséñanos a confiar siempre en la voluntad divina.
Que tu intercesión nos acompañe y nos proteja de todo mal físico y espiritual.
Por tu amor y protección, te pedimos que intercedas ante Dios por la gracia que tanto necesitamos
(si se desea, hacer una petición en este momento).
Amén.