San Julián de Antioquía: Mártir y Ejemplo de Fe
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San Julián de Antioquía, también conocido como San Julián de Anazarbus, nació en el siglo III en la provincia de Cilicia, en Asia Menor. Hijo de un senador pagano y una madre cristiana, fue educado en la fe cristiana tras la muerte de su padre. Durante las persecuciones del emperador Diocleciano, Julián fue arrestado y sometido a torturas para que renunciara a su fe. Sin embargo, se mantuvo firme en sus creencias, lo que le valió ser trasladado a diversas ciudades de Cilicia, donde continuó predicando y fortaleciendo a los cristianos perseguidos.
Finalmente, fue condenado a muerte por el gobernador Marciano. Según la tradición, fue atado en un saco lleno de serpientes venenosas y arrojado al mar. Sus restos fueron recuperados y venerados en diversas localidades, incluyendo Antioquía y Alejandría.
¿Por Qué la fecha de de San Julián de Antioquía es el 9 de Enero?
La festividad de San Julián de Antioquía se celebra el 9 de enero en la Iglesia Católica. Esta fecha conmemora su martirio y su firmeza en la fe cristiana durante las persecuciones de Diocleciano. La elección de esta fecha permite a los fieles recordar su valentía y dedicación a la fe, sirviendo como ejemplo de resistencia y devoción.
Oración en Nombre de San Julián de Antioquía
Oh glorioso San Julián de Antioquía, mártir valiente y defensor de la fe, te pedimos que intercedas por nosotros ante el Señor. Tú que soportaste torturas y persecuciones sin renunciar a tu amor por Cristo, danos la fortaleza para enfrentar nuestras propias pruebas con la misma valentía y fe inquebrantable.
San Julián, ejemplo de devoción y sacrificio, ayúdanos a mantenernos firmes en nuestra fe, incluso en los momentos más difíciles. Que tu vida y tu martirio nos inspiren a vivir con integridad y a ser testigos del amor de Dios en el mundo.
Te pedimos que nos guíes y protejas, y que intercedas por nosotros para que podamos alcanzar la gracia y la paz que solo el Señor puede otorgar. Que podamos seguir tu ejemplo de humildad y servicio, y que nuestras vidas sean un reflejo de la luz de Cristo. Amén.








