San Celestino V

San Celestino V: El Papa de la Humildad y el Renunciante de Dios

San Celestino V es uno de los papas más singulares en la historia de la Iglesia. Su breve pontificado estuvo marcado por su profunda humildad y deseo de servir a Dios en la contemplación, pero también por las luchas políticas de su tiempo. Es el único papa que renunció voluntariamente al pontificado hasta Benedicto XVI en 2013. Su vida es un testimonio de austeridad, oración y total desapego del poder terrenal.

Su festividad se celebra el 19 de mayo, recordando su santidad y su legado espiritual.


Infancia y Vocación de San Celestino V

San Celestino V nació como Pietro Angeleri en el año 1215 en Isernia, Italia, en el seno de una familia humilde. Desde joven sintió un profundo llamado a la vida religiosa y, buscando una mayor cercanía con Dios, se retiró a vivir como ermitaño en el Monte Morrone, cerca de Sulmona.

Allí pasó años en oración, penitencia y ayuno, alejándose del mundo y buscando la perfección espiritual. Su vida de santidad atrajo a otros discípulos, y sin proponérselo, fundó una comunidad que más tarde sería conocida como los Celestinos, una rama de la Orden Benedictina.

Su fama como hombre santo y milagroso se extendió por toda Italia, pero su humildad lo mantuvo siempre apartado de los honores y reconocimientos.


Un Papa Ermitano: La Elección de Celestino V

A la muerte del Papa Nicolás IV en 1292, la Iglesia quedó en un vacío de poder. Durante más de dos años, los cardenales no lograban ponerse de acuerdo para elegir un nuevo pontífice. La situación era crítica, y la Iglesia necesitaba un líder.

En un acto inesperado, el 5 de julio de 1294, el Conclave decidió elegir a Pietro Angeleri, conocido en toda Italia por su santidad y vida austera. La noticia lo tomó por sorpresa; él nunca había buscado el papado y, de hecho, lo rechazó al principio. Sin embargo, por obediencia, aceptó y tomó el nombre de Celestino V.

El nuevo Papa entró a Roma montado en un asno, en señal de humildad, mientras el pueblo lo aclamaba. Pero su gobierno sería breve y complicado.


Un Pontificado Breve y Turbulento

San Celestino V tenía una gran santidad y amor a Dios, pero carecía de experiencia en la administración de la Iglesia. Su estilo de gobierno, basado en la oración y la vida eremítica, no encajaba con la complejidad política de su tiempo.

Los nobles y cardenales intentaron manipularlo para obtener beneficios personales. Pronto se dio cuenta de que no tenía la fuerza ni la preparación para gobernar la Iglesia en medio de tantas intrigas.

Por eso, el 13 de diciembre de 1294, después de solo cinco meses de pontificado, tomó una decisión sin precedentes: renunció al papado. Su renuncia quedó registrada con estas palabras:

«Por amor a la paz y la tranquilidad de la Iglesia, renuncio al pontificado y deseo volver a mi vida de oración.»


El Resto de su Vida y su Muerte

Tras su renuncia, San Celestino V quiso regresar a su vida de ermitaño, pero su sucesor, el Papa Bonifacio VIII, temiendo que su presencia pudiera causar un cisma, lo mantuvo bajo custodia en un monasterio.

Pasó sus últimos años en oración y penitencia, hasta que falleció el 19 de mayo de 1296, en el castillo de Fumone. Su muerte fue rodeada de misterio, pues algunos creen que pudo haber sido envenenado, aunque no hay pruebas concluyentes.

En 1313, el Papa Clemente V lo canonizó como San Celestino V, reconociendo su humildad y santidad.


El Legado de San Celestino V

San Celestino V es un símbolo de humildad, renuncia y desapego del poder. Su decisión de dejar el papado nos enseña que la verdadera grandeza no está en los cargos, sino en la voluntad de Dios.

Fue el primer papa en establecer una norma permitiendo la renuncia papal, algo que se aplicaría siglos después con la renuncia de Benedicto XVI en 2013.

Hoy, sus restos reposan en la Basílica de Santa María de Collemaggio, en L’Aquila, Italia, donde es venerado como un santo.


Oración a San Celestino V

Oh glorioso San Celestino V, ejemplo de humildad y santidad,
tú que renunciaste al poder del mundo para buscar solo a Dios,
enséñanos a desapegarnos de lo terrenal y a buscar siempre su voluntad.

Intercede por nosotros para que, en medio de las pruebas y tentaciones,
sepamos tomar decisiones sabias y justas,
siempre con el corazón puesto en Cristo.

Ayuda a la Iglesia a permanecer fiel a su misión,
y guía a sus pastores para que, como tú,
sean testigos de la verdad y la humildad.

San Celestino V, modelo de sencillez y amor a Dios,
ruega por nosotros.

Amén.

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