Santo Tomás Apóstol: De la Duda a la Fe Inquebrantable
Santo Tomás Apóstol es una de las figuras más fascinantes del Evangelio. Recordado por su incredulidad ante la Resurrección de Cristo, su vida nos enseña que la fe, incluso cuando es frágil, puede transformarse en una convicción inquebrantable. Su testimonio y misión lo llevaron a ser un gran evangelizador, llegando hasta la India, donde entregó su vida por el Evangelio.
Vida de Santo Tomás Apóstol
Tomás fue uno de los doce apóstoles elegidos por Jesús. Su nombre, en arameo, significa «gemelo» (Didymus en griego). Aunque los Evangelios no detallan mucho sobre su vida antes de seguir a Cristo, su carácter se revela a través de sus interacciones con el Señor.
Uno de los momentos más memorables de Santo Tomás en los Evangelios se da en el Evangelio de Juan (20, 24-29). Tras la Resurrección, Jesús se apareció a los discípulos, pero Tomás no estaba presente. Cuando los demás le contaron que habían visto al Señor, él respondió con la frase que lo haría célebre:
«Si no veo en sus manos la marca de los clavos, y no meto mi dedo en el lugar de los clavos y mi mano en su costado, no creeré.»
Ocho días después, Jesús se apareció de nuevo, esta vez con Tomás presente. Con infinita misericordia, el Señor le pidió que tocara sus heridas. Tomás, lleno de asombro y arrepentimiento, pronunció una de las mayores declaraciones de fe en el Nuevo Testamento:
«¡Señor mío y Dios mío!»
Jesús le respondió:
«Porque me has visto, has creído; dichosos los que creen sin haber visto.»
Este pasaje muestra el viaje espiritual de Tomás: de la duda a la certeza absoluta en la divinidad de Cristo.
Misión y martirio en la India
Después de Pentecostés, Tomás llevó el Evangelio a tierras lejanas. Según la tradición, viajó a Persia y luego a la India, donde predicó en la región de Malabar y fundó comunidades cristianas que aún hoy existen. Se dice que convirtió a muchos, incluyendo a reyes y nobles.
Sin embargo, su predicación enfureció a algunos líderes locales. Según la tradición, fue martirizado en Mylapore (actual Chennai, India) alrededor del año 72 d.C., atravesado por lanzas. Su tumba es venerada hasta hoy en la Basílica de Santo Tomás en Chennai.
Festividad de Santo Tomás Apóstol
La Iglesia celebra a Santo Tomás Apóstol el 3 de julio. Originalmente, su fiesta se conmemoraba el 21 de diciembre en la Iglesia occidental, pero fue trasladada en el calendario litúrgico para unirla con la veneración de sus reliquias en la India.
Este día es una oportunidad para reflexionar sobre la fe y recordar que Dios nos acoge incluso en nuestras dudas. Tomás nos enseña que la fe no es la ausencia de preguntas, sino la búsqueda sincera de la verdad que nos lleva al encuentro con Cristo.
Oración a Santo Tomás Apóstol
Oh glorioso Santo Tomás, tú que dudaste, pero creíste; tú que tocaste las llagas sagradas de Cristo y proclamaste su divinidad, ven en nuestra ayuda en los momentos de incertidumbre.
Intercede por nosotros ante el Señor, para que nuestra fe sea firme y valiente, incluso cuando no veamos con nuestros ojos las señales que anhelamos. Ayúdanos a confiar en el amor de Dios y a reconocer su presencia en nuestras vidas, aún en medio de las pruebas.
Tú que llevaste el Evangelio hasta los confines de la tierra, infunde en nosotros el celo misionero para anunciar a Cristo con nuestras palabras y nuestras obras. Que como tú, podamos exclamar con todo nuestro corazón: «¡Señor mío y Dios mío!»
Santo Tomás Apóstol, testigo de la Resurrección y mártir del Evangelio, ruega por nosotros y acompáñanos en nuestro camino de fe.
Amén.