Santa Margarita María de Alacoque

Santa Margarita María de Alacoque: Apóstol del Sagrado Corazón de Jesús

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Santa Margarita María de Alacoque es una de las grandes místicas del siglo XVII y figura central en la difusión de la devoción al Sagrado Corazón de Jesús, que hoy es parte esencial de la espiritualidad católica. Su vida fue una ofrenda continua de amor, reparación y humildad, vivida en medio del sufrimiento físico y espiritual.

Gracias a su fidelidad y obediencia, el Corazón de Cristo mostró al mundo su deseo de ser amado, adorado y reparado, y dejó promesas de gracia, conversión y salvación para todos los que se entreguen a Él.


Infancia marcada por el sufrimiento

Margarita María nació el 22 de julio de 1647 en L’Hautecour, Borgoña (Francia), en una familia cristiana acomodada. Desde pequeña sintió una fuerte atracción hacia la oración y la vida religiosa. A los ocho años, murió su padre, y su familia cayó en la pobreza. Fue internada en un convento de religiosas clarisas, donde hizo su Primera Comunión y sintió los primeros impulsos místicos.

Después de una grave enfermedad reumática que la dejó casi inválida durante cuatro años, prometió consagrarse a Dios si sanaba. Al recuperarse milagrosamente, Margarita se resistió a los deseos de su madre, que deseaba casarla, y finalmente ingresó, a los 24 años, en el monasterio de la Visitación de Paray-le-Monial, fundado por San Francisco de Sales y Santa Juana de Chantal.


Las revelaciones del Sagrado Corazón

Fue en ese monasterio donde, entre 1673 y 1675, Margarita recibió varias apariciones de Jesucristo, quien le mostró su Corazón rodeado de llamas, coronado de espinas, abierto y palpitante de amor por la humanidad. Jesús le pidió que promoviera una devoción reparadora a su Corazón, herido por los pecados del mundo, especialmente la frialdad e indiferencia de los bautizados.

Entre los mensajes más importantes, Jesús le dijo:

“He aquí el Corazón que tanto ha amado a los hombres y que, a cambio, no recibe sino ingratitudes y desprecios.”

En estas revelaciones, Cristo le pidió:

  • La hora santa de adoración los jueves por la noche.
  • La comunión reparadora los primeros viernes de cada mes.
  • La fiesta del Sagrado Corazón, en reparación por los pecados del mundo.

Margarita sufrió mucho por estas visiones. Sus propias hermanas del convento la consideraban ilusa o engañada. Pero con la ayuda del santo jesuita San Claudio de la Colombière, quien se convirtió en su confesor y defensor, su misión fue confirmada.


Una vida de sacrificio y dulzura

Margarita vivió sus días con humildad, servicio, mortificación y oración profunda. Nunca se consideró especial ni buscó notoriedad. Su única pasión era amar al Corazón de Jesús y hacer que Él fuera conocido y amado.

Murió el 17 de octubre de 1690, a los 43 años, pronunciando las palabras:
“Lo que más me alegra es que voy a amar al Corazón de mi Dios por toda la eternidad.”

Su cuerpo se conserva incorrupto en Paray-le-Monial, lugar que se ha convertido en centro de peregrinación internacional.

Fue canonizada por el Papa Benedicto XV en 1920. Hoy su figura está íntimamente unida a la devoción al Sagrado Corazón, difundida por toda la Iglesia.


¿Cuándo se celebra a Santa Margarita María de Alacoque?

La Iglesia celebra su memoria el 16 de octubre, en honor a su tránsito al cielo y a su papel como mensajera del Corazón de Jesús. Es patrona de quienes practican la devoción al Sagrado Corazón, y modelo de fidelidad, humildad y ardor místico.


Oración profunda a Santa Margarita María de Alacoque

Santa Margarita María, virgen fiel y enamorada del Corazón de Cristo, tú que fuiste elegida para contemplar su amor ardiente y sufrir por los pecadores, intercede por nosotros, para que podamos también entrar en ese Corazón abierto, fuente de gracia y salvación.

Enséñanos a vivir en reparación, a consolar a Jesús herido por la indiferencia y el pecado. Ayúdanos a hacer de nuestro corazón una morada para Él, a responder a su amor con confianza, humildad y perseverancia.

Ruega por todos los que no conocen el amor de Dios, por los tibios, por los que han olvidado su fe. Ruega por la Iglesia, para que no se canse de anunciar que Cristo nos ama con un Corazón humano y divino, tierno y fuerte, compasivo y fiel.

Que la devoción al Sagrado Corazón sea para el mundo una llama que encienda los corazones, un refugio en las tormentas y un faro en la oscuridad.

Santa Margarita María de Alacoque, apóstol del Corazón de Jesús, ruega por nosotros. Amén.

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